Sensores para la Calidad del Aire. Sintiendo lo invisible
Las variables que afectan a nuestra salud y confort no se ven, no se tocan, sólo se sienten. Pertenecen al reino de lo intangible. Sin embargo, existen sensores para medir la calidad del aire.
Temperatura, humedad, presión, concentración de distintos gases tóxicos, o no, servirán para conocer la calidad del aire que respiramos y la sensación térmica del ambiente.
Hasta la fecha, la medición y el almacenamiento de esas medidas presentaban problemas técnicos y económicos. En la actualidad, se abren nuevas posibilidades para la lectura de casi cualquier tipo de parámetro, su monitorización y el control automático y/o remoto de mecanismos.
El coste ha sido probablemente el factor principal para la ausencia de medidas, con notables excepciones, como es el caso de la temperatura y la humedad, debido al reducido precio de termómetros e higrómetros y a su facilidad de adquisición en mercados no especializados.
Pero son muy pocas las personas que conocen la evolución de la concentración de Dióxido de Carbono (CO2) en sus viviendas o lugares de trabajo, o el Formaldehido u otros Compuestos Orgánicos Volátiles (COV´s) capaces de afectar a nuestra salud de manera combinada.
CULTURA MAKER PARA SENTIR LA CALIDAD DEL AIRE
La normativa recoge tangencialmente este conocimiento y regula la calidad del aire mediante técnicas de ventilación, de obligado cumplimiento en nuevos edificios y reformas integrales. No obstante, hay un enorme parque de edificios construidos sin estos criterios de salubridad ambiental. Sus usuarios no sólo ignoran las soluciones para mejorar la calidad del aire. También ignoran si el aire que respiran tiene las condiciones adecuadas, ni cuáles son sus efectos. Pero eso puede cambiar ahora.
La aparición de sensores para medir la calidad del aire, pequeños autómatas programables y ordenadores de bajo coste hacen posible la evolución de la cultura “Maker”, y del “Hazlo tú mismo” (DIY). También llega la impresión 3D, el Corte Láser, programación de Apps y Plataformas para el Internet de las Cosas IoT. Todo ello permitirán la creación de dispositivos económicos que focalicen nuestra atención en nuevos aspectos que mejoren la calidad de vida.